Señor Presidente de Nicaragua Dr. Arnoldo Alemán, Presidente
del Banco Central Dr. Noel Ramírez, Rector de la Universidad
Centroamericana Padre Eduardo Valdés, Dr. Jaime Incer, Damas y
Caballeros:
En esta semana he recibido muchos reconocimientos por la publicación
de la Flora de Nicaragua. Estoy profundamente agradecido por todas estas
muestras de agradecimiento, pero quiero aclarar que las estoy aceptando no
sólo en mi nombre, sino en el de muchos colegas e instituciones. Para
comenzar, debo mencionar que cada estudio florístico de un área,
en este caso de Nicaragua, tiene como base todos los conocimientos y
estudios previos de esa área. En la historia botánica de Nicaragua,
merecen especial mención las contribuciones de Miguel Ramírez
Goyena, Dioclesiano Cháves, los hermanos cristianos Antonio Garnier y
Artemio René, Frank Conkling Seymour y Juan Bautista Salas. De esta
publicación que hoy presentamos, soy solamente uno de los cuatro
editores, uno de los 175 autores de 17 países diferences, y uno de los
cientos de profesionales y estudiantes que colectaron muestras de plantas
en todo el país. Fué Jaime Incer Barquero quien tuvo la
inspiración y visión para reconocer la necesidad de realizar una
Flora de este país, y fue su hermano, Roberto Incer Barquero entonces
Presidente del Banco Central de Nicaragua, y la administración del
Banco, quienes hicieron posible parte del estímulo financiero para
comenzar el proyecto. Carlos Alemán Ocampo y el Ministerio de Cultura
apoyaron el proyecto a través de toda la fase de trabajo de campo y
la Universidad Centroamericana proveyó la primera y última morada
para el proyecto. Representando a todas estas personas e instituciones,
tengo mucho gusto de estar aquí hoy.
Cuando comencé a organizar el proyecto, establecí tres metas
fundamentales a alcanzar: inventariar la flora, establecer un Herbario
Nacional y publicar la Flora de Nicaragua. El inventario de la flora
consistió en colectar muestras de plantas por todo el territorio
nacional con el objeto de documentar las especies encontradas en el país.
Al comenzar el trabajo, Nicaragua era considerada como el país
Centroamericano con el menor número de colecciones de su flora, siendo
éstas alrededor de diez mil. Durante los diez años de trabajo de campo
del proyecto se colectaron unas ochenta mil muestras, lo que convirtió
a Nicaragua en uno de los países mejores colectados de América
Latina. El Herbario Nacional de Nicaragua se estableció para alojar
todas estas colecciones, y hoy en día es reconocido internacionalmente.
El Herbario comenzó en la Universidad Centroamericana, posteriormente
pasó bajo la administración del Ministerio de Cultura y finalmente
regresó a la UCA desde donde funciona hoy en día. La persona
entrenada durante el proyecto para dirigir el Herbario fue Alfredo Grijalva.
Tengo gran satisfacción en ver que Alfredo no solamente fue el primer
Curador del Herbario, sino que continúa siéndolo, habiendo así
guiado el desarrollo de la colección nacional por unos 20 años.
Hoy, después de 23 años, celebramos la conclusión de la
última meta del proyecto, la publicación de la Flora de Nicaragua.
La Flora de Nicaragua describe 5,796 especies en 1,699 géneros en
225 familias. Estas son las plantas con semillas de Nicaragua, las cuales
están descritas en 2,708 páginas en tres volúmenes. Cada
especie tiene su nombre en latín, el lugar original de publicación
de dicho nombre y sus sinónimos científicos; además cuenta
con la descripción de la planta, indicación del lugar donde crece
en Nicaragua y en el mundo, notas sobre su floración y fructificación
y finalmente su nombre vernáculo y usos. Cada familia de plantas fue
escrita por el mejor especialista en la familia que pudimos encontrar, la
persona más calificada en el mundo en cuanto al conocimiento de dicho
grupo de plantas. En la Flora, 79 especies son consideradas endémicas,
lo cual significa que esas especies no se encuentran en ninguna otra parte
del mundo. Además, 33 de las especies tratadas en la Flora no han sido
colectadas o vistas en el país durante más de 100 años y son
por lo tanto consideradas extintas.
La Flora de Nicaragua es primeramente un libro de referencia y una
herramienta para identificar las plantas nicaragüenses. Si nos
preguntamos por qué dedicar 23 años, millones de dólares e
innumerables horas de trabajo de cientos de científicos para producir este
libro, podemos dar las siguientes razones para justificar toda esta
inversión.
Cada país tiene un deber moral y una responsabilidad legal de
inventariar su biodiversidad. En este momento, Nicaragua es el país de
América que tiene el mejor y más completo inventario de su flora.
Además, Nicaragua es el único país en Latinoamérica que
tiene su flora publicada completa y en su propia lengua. Esto debe de ser
motivo de orgullo para Nicaragua. Mi institución, el Missouri Botanical
Garden y yo, estamos muy orgullosos de haber participado en este logro tan
maravilloso.
Este inventario ha sido producido por los mejores científicos del
mundo y tiene un alto grado de confiabilidad. El nombre en latín de
cada especie es el nombre utilizado internacional y toda la literatura
universal y la información acumulada sobre cada planta se accesa por
su nombre en latín. Nicaragua puede ahora determinar, en forma nunca
antes lograda, lo que se conoce y lo que no se conoce acerca de cada una
de sus plantas. Partiendo de esta información básica y confiable,
Nicaragua puede proceder a encontrar formas de utilizar sus plantas para
beneficio de la humanidad.
La biodiversidad de Nicaragua es parte del patrimonio de los
nicaragüenses, de igual manera que lo son el territorio, la historia,
la cultura y la lengua. Ustedes, los nicaragüenses de hoy, tienen la
responsabilidad de conservar este patrimonio para el mundo entero y para
las generaciones futuras. Los nicaragüenses son responsables por la
conservación de cerca del 4% de las plantas del mundo y del 100% de
las plantas de su país. Nicaragua está trabajando y logrando
avances en la conservación, pero viajando alrededor de la nación
queda claro que las oportunidades para hacer conservación se están
extinguiendo rápidamente. Por lo menos en lo que a las plantas se
refiere, ahora es posible entender mejor cuales son las que están más
amenazadas y desarrollar planes óptimos para su conservación.
Utilizando criterios estrictos, estimamos que más del 0.5% de la flora
ha sido extinguida. Paseando por Nicaragua hoy en día, recuerdo mi
primera visita en enero de 1969, y también la época entre los
años 1977-1987, y me temo que el número de extinciones que han
ocurrido es en realidad mayor de lo que diagnosticamos en la Flora. Espero
que la Flora será de gran utilidad para ayudarlos a tomar las mejores
decisiones en cuanto a la protección de lo que queda de su patrimonio.
Creo firmemente que este esfuerzo de 23 años que nos ha llevado a la
publicación de la Flora de Nicaragua, y otros esfuerzos similares, no
deben considerarse como finales, sino al contrario, como pasos hacia un
conocimiento más profundo de la flora. Por ejemplo, esta Flora representa
lo que fuimos capaces de encontrar en el país y ciertamente no incluye
todo lo que se encuentra en el país. Una estadística sorprendente
es que el 39% de las especies incluidas en la Flora de Nicaragua fueron
encontradas solamente una vez. En los meses que han pasado desde que la
Flora fue publicada, ya se han encontrado algunas nuevas especies. Espero
que la documentación de lo que hoy se conoce nos llevará a hacer
muchos descubrimientos nuevos. ¿Que tan completa es la Flora de
Nicaragua? En un futuro cercano, utilizaré estadísticas para
hacer un analisis más completo, pero por ahora puedo estimar que
la Flora cubre un 70% del total de la flora de Nicaragua, lo que indica
que hay amplias oportunidades para individuos con capacidad de
observación, lo mismo que para profesionales, para continuar
completando el conocimiento de la flora.
Compilamos los nombres vernáculos para la Flora con criterios
relativamente estrictos, y como resultado de ésto, sabemos que
muchos quedaron excluidos. De mayor importancia aún, en mi opinion,
es el rescate de nombres de plantas en las lenguas indígenas. Los
nombres Güiligüiste, Sacuanjoche, Banak, Chonta y Suita son
parte de la identidad cultural de Nicaragua, de su patrimonio, y deben
preservarse. La documentación de nombres indígenas adicionales,
antes de que se pierdan, apareándolos con su equivalente en
latín, será una tarea muy importante que se debe retomar.
Los helechos son un tipo de plantas sin semillas que no han sido
incluidos en la Flora. Hay aproximadamente 800 clases de helechos en
Nicaragua y estamos trabajando para publicarlos separadamente, en un
volumen ilustrado que estará a la disposición del público en
unos tres años.
La Flora estará en el World Wide Web muy pronto. La version que
se colocará en el Web tendrá obviamente algunas desventajas
si se compara al libro, pero tendrá la ventaja de estar actualizada,
tendrá muchas ilustraciones y además, mapas de distribución
de cada especie.
Pensando en los resultados de la Flora, en la necesidad clara y urgente
de hacer conservación en Nicaragua y en las noticias internacionales
sobre el país, me gustaría hacer algunos comentarios acerca del
clima. En lo que al clima se refiere, hay tendencies de largo plazo, tales
como las que produjeron las edades de hielo del Pleistoceno, y también
hay estadísticas que demuestran fluctuaciones anuales. A mediano plazo,
hay efectos que claramente pueden atribuirse a la influencia del hombre.
Sabemos, por ejemplo, que durante los períodos históricos
documentados por el hombre, gran parte de la India peninsular ha pasado de
ser una selva húmeda e inmensamente rica biológicamente, a ser un
área pobre y semidesértica o completamente desértica. Este
cambio hacia un clima mucho más cálido y seco está
directamente asociado con aumentos considerables de población y con
deforestación en el país. En Nicaragua, la información
metereológica sugiere que el clima se ha tornado más cálido
y seco en la mayoría de las estaciones. Sin embargo, mucha de esta
información es reciente e incompleta. Hay dos líneas de evidencia
botánica que se pueden aplicar a cambios climáticos, las
observaciones y comentarios de los primeros naturalistas que visitaron el
país y los especímenes botánicos que algunos ellos prepararon.
Un ejemplo concreto son los comentarios escritos y las colecciones de plantas
de los naturalistas Berthold Seemann, de origen alemán, y Ralph Tate,
de origen inglés, que indicaron que el área de las minas de oro de
Chontales estaba cubierta de pluvioselva hace unos 150 años. Hoy en
día, esta área está completamente cubierta de matorrales secos.
Su precipitación es ciertamente menos de la mitad de lo que era en 1850
y las especies de plantas que entonces crecían en esa región son
las que hoy se encuentran en el Río San Juan, o en muchos casos ya no
se encuentran del todo en el país. Ya que es obvio que la
deforestación en Nicaragua se está acelerando y ciertamente parece
que el clima se está tornando más cálido y seco, creo que
estas lecciones tomadas de la historia deben usarse como ejemplo para proteger
el futuro.
Para finalizar quiero expresar que con este acto, hoy completamos una
circunferencia muy importante. La Flora de Nicaragua comenzó con Jaime
Incer en el Banco Central. Un cuarto de siglo más tarde, estamos todos
aquí reunidos en el auditorio de la fabulosa biblioteca del Banco
Central, con Jaime Incer, presentando los resultados del proyecto a los
distinguidos ciudadanos nicaragüenses.