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La
realización de esta Flora, como cualquier otra, se ha basado en dos pilares
fundamentales. Por un lado, la
recopilación de la bibliografía relevante para Nicaragua, y por otro, el
estudio de los ejemplares de herbario que sustentan todo el trabajo florístico
y taxonómico.
En primer
lugar, creemos necesario presentar una breve síntesis con las obras más
importantes escritas sobre la flora de Nicaragua. El primer recuento florístico significativo de Centroamérica fue el
realizado por William Botting Hemsley (1879–1888). En este trabajo, Costa Rica
y Guatemala tuvieron buena cobertura para la época, pero el resto de los países
fueron mencionados sólo en ocasiones. En el caso de Nicaragua se citaron menos
de 1,000 especies, lo que refleja el escaso conocimiento florístico del país.
Posteriormente, Miguel Ramírez Goyena (1909–1911) publicó su Flora Nicaragüense en dos volúmenes.
Gran parte de la información para este trabajo, debió de haber sido extraída de
la literatura, pues aunque Ramírez Goyena viajó durante muchos años por todo el
país estudiando las plantas en el campo, no hay constancia de que realizara
colecciones. Eddie Salter (1957) publicó De
la Flora Nicaragüense, una
compilación de información sobre plantas de uso económico del país. Frank Conkling
Seymour (1980) publicó su A checklist of
the vascular plants of Nicaragua, un inventario de la flora basado en
décadas de trabajo de campo y revisión de varios grandes herbarios. Basada en
el manuscrito inédito de Mociño preparado después de su viaje a través de
Centroamérica, entonces "Guatemala", entre 1795 y 1796, J. Luis Maldonado Polo
(1996) publicó la Flora de Guatemala de
José Mociño. Por último, Flora
Mesoamericana incluye Nicaragua en su cobertura y los primeros dos
volúmenes (1994, 1995) ya han sido publicados.
Como ya quedó dicho, la otra base fundamental de la
Flora es la colección de muestras botánicas. Estas han sido acumuladas a través
de los siglos y están dispersas en los herbarios del mundo. Tenemos datos de 23
personas, todos extranjeros, que colectaron plantas antes del año 1900. Las
colecciones más antiguas que conocemos de Nicaragua resultaron de la expedición
inglesa "Voyage of the Sulphur"; en ella, los naturalistas George W. Barclay,
Richard Brinsley Hinds y Andrew Sinclair pasaron un tiempo, en abril de 1837,
en el puerto de El Realejo (Chinandega) y por lo menos subieron a los Volcanes
El Viejo (ahora San Cristóbal) y Cosigüina, recolectando, aparentemente, unos
cientos de muestras. Respecto a la expedición de Mociño, hasta la fecha no
hemos encontrado plantas nicaragüenses entre sus colecciones. En 1841 arribó el
naturalista austriaco Emanuel Ritter von Friedrichsthal, quien entrando por el
Río San Juan, y pasando por Chontales., Granada y Rivas, llegó hasta Costa Rica,
resultando su expedición en unas 800 colecciones. Sin duda, el botánico más
importante durante todo el siglo XIX fue el danés Anders Sandoe Oersted, quien
entre los años 1846 y 1848 recolectó miles de muestras en casi todo el país,
especialmente en “Segovia”. En 1856 el norteamericano Charles Wright recolectó
cientos de muestras sobre la ruta San Juan del Sur-San Juan del Norte, la gran
mayoría sin datos específicos en las etiquetas. En 1867 el gran botánico
alemán/inglés Berthold Carl Seemann llegó a trabajar como ingeniero en las
minas de Chontales., en donde murió en 1871, dejando una valiosa obra tanto
escrita como de muestras botánicas. En aquella época el botánico inglés Ralph
Tate viajó a Nicaragua a visitar a Seemann y él también dejó muestras
importantes. Paul Lévy, ingeniero belga, recolectó casi 1,500 muestras en el
período 1869–1870, mayormente en los alrededores de Granada. El alemán Ernst
Rothschuh recolectó aproximadamente 650 plantas en 1893, princi-palmente en
Matagalpa y Jinotega. También en 1893, los norteamericanos Bohumil Shimek y
Charles Leonard Smith hicieron una gran recolección de helechos entre San Juan
del Norte y la Isla de Ometepe. Charles Fuller Baker, también norteamericano,
recolectó más de 2,500 muestras en el área del pacífico del país a partir de
1895. Otros botánicos importantes del siglo XIX fueron August Fendler (1846),
Joseph von Rawicz Warszewicz (1846), Heinrich Rudolph Wullschlaegel (1855),
Hermann Wendland (1856), John Torrey (1856), William Cummings Shannon (1893) y
Henri François Pittier de Fabrega (1895).
Otras 88
personas han colectado plantas durante el siglo XX antes del comienzo de la Flora de Nicaragua. Aparentemente
Ramírez Goyena no hizo colecciones, o si las hizo, no han sido localizadas. La
serie de colecciones más grande de esta época fue la de Seymour y sus colegas,
quienes juntaron casi 8,000 números entre 1968 y 1976. Un grupo de Hermanos del
Instituto Pedagógico de Varones “La Salle”, que incluye a Diocleciano Chaves,
Antonio Garnier y Artemio René, hicieron una gran labor botánica en el área de
Managua, reuniendo más de 6,000 colecciones. El famoso botánico Paul Carpenter
Standley recolectó casi 4,000 números y Louis Otho Williams más de 4,000; el
hondureño Antonio Molina Rossito, discípulo de ambos, juntó más de 3,000
números. El infatigable botánico nicaragüense, Juan Bautista Salas, recolectó
un buen número de muestras en esta época. Alfonso Henry Heller hizo una gran
colección de orquídeas de todos los rincones del país y, aunque muchas muestras
se han perdido, las que todavía quedan hacen de esta familia de plantas una de
las mejor conocidas de Nicaragua.
Antes del comienzo
de esta Flora de Nicaragua, que se
inició con el trabajo de Jaime Incer en 1976, estimamos que había unas 58,000
colecciones de plantas nicaragüenses. Durante el trabajo de campo del proyecto,
entre 1976 y 1986, se añadieron otros 85,000 números. Estimamos que las
colecciones de plantas nicaragüenses alcanzaron pues unos 143,000 números,
fruto del trabajo de 459 colectores.
La serie de números más grande de
plantas colectadas en Nicaragua en todos los tiempos es la de Pedro Pablo
Moreno, que llega casi a 29,000 y este enérgico colector aún sigue activo.
Otros nicaragüenses con más de mil colecciones son Mauricio Araquistain,
Doribel Castro, Alfredo Grijalva, Myra Guzmán-Teare, Felícito Ortíz, Walter
Robleto, Ricardo Rueda y Juan Carlos Sandino. Angela Laguna tiene menos de 500
números pero sus colecciones están entre las más interesantes, contando con
muchas novedades.
No hemos compilado activamente
colectores o colecciones desde 1987. Es obvio que hay muchos nuevos nombres
para agregar a esta lista, mayormente europeos con poco o ningún contacto con
oficiales nicaragüenses y por ello difíciles de enumerar. Tres botánicos
nicaragüenses, Grijalva, Moreno y Rueda, con sus numerosos y dedicados
estudiantes, siguen activos en el estudio de la flora, lo que asegura que el
conocimiento de la diversidad biológica va a seguir aumentando fruto de su
trabajo.
Davidse, G.,
M. Sousa S. y A.O. Chater (eds. generales). 1994. Flora Mesoamericana. Vol. 6.
Universidad Nacional Autónoma de México, Missouri Botanical Garden, The Natural
History Museum.
Davidse, G.,
M. Sousa S. y S. Knapp (eds. generales). 1995. Flora Mesoamericana. Vol. 1.
Universidad Nacional Autónoma de México, Missouri Botanical Garden, The
Natural History Museum.
Hemsley, W.B.
1879–1888. Botany. En: F.D. Godman y
O. Salvin (eds.). Biologia Centrali-Americana. R. H. Porter and Dulau.
Maldonado
Polo, J.L. 1996. Flora de Guatemala de José Mociño. Ediciones Doce Calles.
Ramírez
Goyena, M. 1909–1911. Flora Nicara-güense. Compañía Topográfica Internacional.
Salter, E.A.
1957. De la Flora Nicaragüense: árboles y arbustos más notables. La Salle.
Seymour, F.C.
1980. A checklist of the vascular plants of Nicaragua. Phytologia Mem. 1.
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